(México 1967) es una abogada dura, feminista, comprometida. La distinguen años de experiencia, pero más de ansiar una voz que pueda coadyuvar a cambiar su entorno. Ha contribuido con su conocimiento en la academia y en dependencias gubernamentales.

Férrea demócrata, ama la ley, las instituciones, y cree que sólo trascienden las decisiones colectivas, de muchos y para muchos, basadas en expertos. Ahora deja volar una imaginación irreverente para predecir lo que pasará en su patria entre hoy y 2030. Lo hace sobre una premisa: las mujeres y su carácter, su arresto y fuerza imbatibles serán la fuente de esperanza y creatividad para cambiar y crecer. Convencida de que la política no tiene por qué ser más una lápida que fatigue, nos llama a entenderla y atenderla —incluso desde una perspectiva literaria— como una de las vías que otorgan sentido a la lucha actual de la mujer, la que se vuelve portentosa tan sólo con su trabajo diario y se significa como la sangre más vital de una nación.

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