Los Aventurosos

Descripción

El oficio de poeta se gana en más de una batalla, alguien diría, en más de una vida. Hay quien nace con ingenio poético; hay quien alcanza calidad poética a través del tiempo y de trabajar sin tregua. ¿Por qué se escribe? Alguna alma romántica diría -imaginamos- que escribir es como respirar. Algún padre o madre de familia diría que la poesía es abono para el alma de los «»chamacos»». Lo mismo diría una bibliotecaria, una maestra o maestro… Algún chef diría que “la poesía de pan y la al de la vida…»», «»Hablar de poesía abre puertas»» -diría un arquitecto amante de los espacios. ¿Quién tiene la razón? -preguntaría un juez conocedor de la vida y del alma humana, no menos que un filósofo. Ahora bien, lejos de filosofar damos la bienvenida a Diana Arellano al Mundo de las Letras para todo público, aunque se clasifique su poesía como «»infantil»», para nada peyorativo. Diana -con el gusto por la poesía a flor de piel- rescata a una familia de osos, y los sitúa en situaciones de la cotidianeidad: los oseznos Camilo y Danilo -cuyos nombres riman-hacen lo que hacen los niños: jugar, pelearse como dos gallitos-hermanos, hacer la tarea, ir a la heladería y descansar de la complicada y larga jornada: del día diría un lingüista.

En la poesía de Diana hay ritmo, palabras no cotidianas como «»pringoso»», hay escenas chuscas… como lanzar pelotas que a «»los ojos-niño»» semejan burbujas de jabón, obviamente de diferente sustancia.

Y hablando de sustancia, de la sustancia poética: Diana la posee, además de un camino de lecturas de otros poetas, de otras poesías. En efecto, en plural… Ver, escuchar, sentir y degustar son los pasos al éxito. ¿Qué es el éxito? -diría un o una aprendiz de escritor-, ¡Que su obra lea!

Becky Rubinstein