Dicha tuerta

Descripción

Mientras caminemos, y sobre la acera incendiada de sol nuestros ojos encuentren a cinco o seis muchachos desangrados por la droga y por la miseria; mientras en avenidas y en parques, de pequeñas o populosas ciudades, haya niños hambrientos ven- siendo su infancia desamparada, no habrá dicha plena, no habrá felicidad con los ojos abiertos.

Israel González

La palabra del poeta recoge su tiempo, registra el roce con los otros, sus dichas y el desencanto de la existencia. Es, en medio de la crueldad cotidiana, una voz que clama verdades y exige cuentas en el vacío de una sinrazón que impone el miedo de gritar cuando es imperioso provocar el escándalo. Es tan fácil hundirse en el extravío mientras la rutina encoge las aspiraciones de justicia y los pensamientos se tornan fútiles. Uno puede ser arrastrado por la inercia del silencioso caos disfrazado de escenas que parecen anodinas: menesterosos de la globa- lización y el neoliberalismo, niños sin padres en las calles, peces curiosos, habitaciones sofocantes, pasatiempos para lidiar con la apatía, imágenes de la infancia, días de cuaresma, la contemplación de un mundo que no se desmorona porque ya se ha desmoronado.

Arturo Texcahua

El autor con su poesía nos hace ver que la dicha nunca es completa, y si hay duda, sólo basta con leer sus poemas.